Mermelada Casera

¡Hola! Hoy te traigo un DIY un poco diferente. Te voy a enseñar a hacer mermelada casera. Yo aprendí en verano y, aunque la primera vez me quedó súper espesa, a la segunda ya me salió mejor. La verdad es que estoy muy orgullosa de este descubrimiento porque con estos pequeños gestos puedo controlar más lo que como ya que, por ejemplo, para la segunda que hice cogí las moras del mismo campo. Me parece una receta súper fácil y por eso la quiero compartir contigo. Para hacerla solo necesitamos fruta, un limón y azúcar además de recipientes, botes de vidrio, una olla, una balanza, una cuchara de madera...

Lo primero que haremos, como siempre, será lavar la fruta.

Posteriormente, pesaremos la fruta, la meteremos en un bol y repetiremos el proceso con el azúcar. La cantidad de azúcar necesaria es aproximadamente 1/3 del peso de la fruta. Es decir, si teneos un kilo de fruta, necesitaremos unos 330 gramos de azúcar.

Estos ingredientes los mezclaremos y los meteremos en e frigorífico durante unas seis horas.

Pasado este tiempo, echaremos el jugo de un limón (siempre y cuando la cantidad sea bastante abundante, pero esto se puede calcular a ojo y por intuición) y volveremos a meterlo en la nevera pero esta vez por un periodo de 24 horas. (En este punto va a haber más jugo en el recipiente que al principio).

Lo siguiente será meter la mezcla en una cacerola y ponerlo en el fuego. Yo lo pongo al máximo hasta que se empiezan a formar burbujas, remuevo con la cuchara de madera, y bajo el fuego a la mitad. Después sigo removiendo cada vez que se forman burbujas. Este periodo debe durar unos 45 minutos.

El último paso será triturar la fruta. Yo uso la batidora y a veces opto por dejar algunos grumitos.

Finalmente, habrá que pasar la mermelada al bote de vidrio. Puedes usar los botes de conservas, para darles un segundo uso. ¡Asegúrate de esterilizarlo o lavarlo muy bien antes de usarlo!

Con todo esto, ya tendrías tu mermelada lista para el siguiente desayuno. El bote sin abrir puede durar hasta un año, una vez abierto hay que guardarlo en la nevera y si le sale moho se puede quitar sin problema y aprovechar el resto.